sábado, 4 de diciembre de 2010

EL YO DE NOSOTROS COMO UNIDAD

Canalizado por Sorem

18 de Febrero de 2005

sorem@hotmail.es

http://sorem-canalizaciones.blogspot.com/

-Cuando estamos en dificultades, nos dirigimos a Dios para que nos libre de ellas, esto parece que ha cambiado actualmente. ¿Cómo sería la manera más correcta de dirigirnos a Dios?

En el proceso de vuestra evolución espiritual, constante y natural, lo que también ha cambiado es vuestro conocimiento de la realidad existente, y en vez de dirigíos a Dios para que resuelva vuestros asuntos, sois vosotros mismos los que tenéis que ser consecuentes, cada uno con su grado de comprensión, y para dirigíos a la Divinidad, cada uno debe hacerlo como considere la manera más natural. Reflexiona, con el conocimiento que tú tienes, ¿cómo deberías hacerlo?

Parece ser que tenemos diferentes partes de nosotros mismos, todas en conexión pero con diferentes cometidos: Tenemos nuestra parte de Dios o Yo superior en contacto con el otro lado del velo, y con nuestra entidad en este lado. Tenemos nuestra parte de la Tierra o cuerpo físico. Tenemos la personalidad en este lado del velo con la fuerza de la dualidad, estas tres partes somos ¡el Yo de Nosotros!, como una unidad. Deberíamos comprender y sentir esta unidad como una realidad existente y continuamente en el ahora de nuestra existencia actual.

Así que: en vez de decir ¡Dios mío, quitadme este dolor!, pues, "el Yo de Nosotros", empezamos a creernos que somos creadores de nuestra realidad. Si es un dolor físico; "el Yo de Nosotros" le hablamos a nuestro organismo celular y lo inundamos con una energía de equilibrio amoroso, no sólo al sitio del dolor, sino siempre; "Al Yo de Nosotros", como una Unidad.

Al empezar a conocer como funcionan ciertas energías, "el Yo de Nosotros", acogemos lo que nos venga con entusiasmo y alegría, porque sabemos, que sea lo que sea, es lo mejor para conseguir con ello la enseñanza que más necesitamos, "el Yo de Nosotros", nuestra totalidad como seres, genera una energía, y esta energía recibe la respuesta que necesitamos en forma de situaciones creadas por nosotros mismos, siendo esta la adecuada, ¡sea la que sea!

Incluso podemos modificar el pasado y el futuro, no cambiando lo que ocurrió físicamente, esto ya no se puede cambiar, pero sí podemos cambiar el sentido y el estado existente, ejemplo: Un hermano me hizo un agravio injustificado hace diez años, que aun no le he perdonado, desde entonces, nuestras dos familias tenemos creadas una acrecentada mala situación de incomunicación y falta de afecto, entre nosotros hay cada vez, una más oscura energía. Si yo voy a mi hermano y con un sentido abrazo le perdono su agravio; las dos familias se abrazan con alegría: ¡En el ahora, hemos cambiado el pasado, al perdonar el agravio de hace diez años, y también hemos cambiado el futuro, porque entre las dos familias, en lo sucesivo, ya no tienen ningún rencor!

La Nueva Energía que nosotros generamos dentro de nuestro ser, como Yo superior o parte de Dios, actualmente, ya es propagada de dentro hacia fuera, no es necesario pedirla de fuera a ningún ser Divino, la tenemos dentro, somos nosotros esa energía Crística -en cierto grado- conseguida en todo el proceso evolutivo con el sacrificio de innumerables vidas, y ya empezamos a sentir y ver -en cierta medida- que nosotros creamos la realidad que estamos viviendo en nuestra vida actual.

La Nueva Energía es la energía de la humanidad unificada en expresión, ya no es la energía de los Guías sino la de los humanos, la que expresamos y recibimos en todos los corazones abiertos.

Siempre hemos tenido el sentido agradecimiento, de dar las gracias a Dios y a los Guías de todo lo bueno que nos sucede, pero en nuestro progreso espiritual, actualmente, estamos comprendiendo que esa energía de agradecimiento la debemos dirigir hacia nosotros mismos, porque ya sabemos que son méritos conseguidos por nuestros esfuerzos de libre albedrío sin ayuda de nadie, y además, Dios y los Guías, con su infinito Amor hacia nosotros, ni quieren ni necesitan esa energía, así que; ¡Animémonos a nosotros mismos con esta energía que nos fortalezca!, en el reconocimiento de un trabajo espiritual constante, consiguiendo por nosotros mismos los resultados normales por el esfuerzo de nuestro grado, alimentado con ello, la Divinidad que está despertando en nosotros, con potestad de la existencia sentida y vivida en este lado del velo: "Nuestro Yo superior".

Nuestro Yo superior o parte de Dios está creciendo en nuestro cuerpo físico con decisión, entusiasmo y alegría, somos todos diferentes y a cada uno se nos manifiesta de manera distinta, pero en todos está esa alegría incontenida que cada uno siente a su manera, no hay una manera de ascender igual para todos, cada uno tenemos un entusiasmo de acciones diferentes, pero común en Amor y servicio a los demás por encima de uno mismo.

Estamos aprendiendo a utilizar nuestra Divinidad o Yo superior en todos los momentos del día, sincronizando nuestra respiración, nuestros pensamientos, lo que está sucediendo y lo que está por ocurrir... todo lo estamos sintiendo -cada uno en cierta medida- como una energía en cada respiración que realiza nuestra Divinidad interna, nacida en nuestro cuerpo físico, como un saludable árbol que está dando sus temblorosos y tímidos pero espléndidos primeros frutos.

Si nos esforzamos un poco para comprender lo que nos está sucediendo actualmente, lo podríamos sentir de una manera sencilla y natural, todo lo que está naciendo muy rápido, fuera y dentro de nuestro ser. Dentro de nuestro ser teníamos plantada la semilla de Dios. Hace 2500 años vino el Buda para darnos la sabiduría que nos fortaleciera el crecimiento de la plantita ya nacida. Hace 2000 años vino Jesús para darnos las herramientas de Amor necesarias para que nuestra plantita Divina creciera y creciera saludable. Desde entonces hasta nuestros días, no han dejado de venir hermanos y ayudarnos desde el otro lado con muy diversas maneras, para que nuestra planta Divina nunca olvide su sentido natural de crecimiento y siga robusta para llegar a la edad de dar sus mejores frutos. Actualmente, la humanidad empieza a dar sus primeros frutos de la madurez en sus seres Divinos.

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