LA HUMANIDAD SOMOS UNA FAMILIA

01/05/2004

Cuando Cristo vino a la Tierra hace 2000 años, como es un ser tan elevado, su vibración es tan potente y diferente a la nuestra que no puede encarnar aquí como uno de nosotros, por ello, la misión del Maestro Jesús fue: encarnar aquí para preparar un cuerpo perfecto y puro de muy alta vibración, y cuando ya lo tubo preparado, a los treinta años, pues vino el Cristo para manifestarse en su cuerpo y poder dar toda la enseñanza que ya sabemos.

El Cristo prometió venir otra vez físicamente entre nosotros, y esto será cierto cuando la humanidad esté preparada con los principios de hermandad mundial.

Todos evolucionamos en el Universo, y parece ser que ahora todo es diferente, cuando venga será con su cuerpo etéreo, porque con su energía puede formar cuando quiera el cuerpo físico que desee donde sea necesario, (como siempre lo ha hecho en muchas ocasiones sin enterarnos) y todos los grandes seres que han dado enseñanzas espirituales en este mundo (como el Buda) vienen con él.

Todo esto sucederá cuando nosotros queramos, mañana mismo, sólo tenemos que ponernos de acuerdo todo el mundo y demostrar con hechos vividos que somos hermanos de una sola familia en todo el Planeta. Pero, ¡ya veis, esto hoy parece imposible!

Toda la intención de la Confederación de mundos unidos a la Hermandad Blanca, es llevar a cabo misiones para que poco a poco vayamos aprendiendo, y comprendiendo lo aprendido, nuestras conciencias se vallan ampliando para cambiar por nosotros mismos de una manera natural, cada vez a mejor, la vida de la humanidad.

Amigos míos, ¿vosotros veis normal, que se gaste tanto dinero con viajes espaciales para conocer difícilmente otros planetas, a la vez que degradamos y enfermamos cada vez más el nuestro, y dejamos morir de hambre diariamente a nuestros hermanos?...

Cuando una persona quiere ayudar a alguien: primero, esta persona, tiene que dedicar muchísimo tiempo a prepararse muy bien el tema que quiera enseñar: estudiando, reflexionando, comprendiendo, experimentando... viviéndolo... y sólo, con mucho Amor, después de muchísima dedicación, tendrá con los resultados adquiridos, un juicio de cierto valor.

Pues bien, nuestra humanidad, en su conjunto, es un ser adolescente que en la mayoría de las veces no quiere ni siquiera aprender, repitiendo una y otra vez los mismos errores... ¡de seguro que vamos aprender!, pero deberíamos preguntarnos ¿por qué con tanto sufrimiento?...

De siempre, los seres superiores que están ayudándonos en todo, nos van diciendo de unas u otra manera, aquello que es lo mejor para nosotros.

Hace mucho tiempo, cuando revelaban algo, se tomaba como una ley, o como algo religioso sólo por fe, porque aunque nos lo explicaran no lo íbamos a entender, por ejemplo: en aquel tiempo dieron el mandato de lavarse las manos y bendecid los alimentos antes de comer. En aquel entonces sólo lo hacían por fe, pero hoy comprendemos perfectamente que al lavarnos las manos, es para no contagiarnos con ciertos microbios que podemos coger con la suciedad en cualquier sitio.

Pero, el bendecid los alimentos, yo creo que todavía muy pocas personas lo entienden. Amigos míos, si un Hermanito animal nos da con el sacrificio de su vida, parte de si mismo, ¿cómo podemos ser tan desagradecidos, de no dedicarles dos segundos para darles las gracias?, esto sería la manera de proceder más humana, natural y simple (pensar en vuestro animal de compañía).

Pero hoy podemos entender mucho mas: Nosotros tenemos un grado de vibración muy superior al de los animales, si antes de empezar a comer, dedicamos unos segundos a elevar nuestros pensamientos, o vibración, dándole gracias a esos animales (o cualquier alimento) por su sacrificio, la energía de esos seres vibrará al ritmo de nuestro cuerpo. La fuerza de Amor sentido es suficiente para que modifique las partículas vitales que entran en nuestro organismo para nuestro beneficio, pero si lo hacemos, creyendo que son vidas que nos pertenecen sólo por que somos superiores, entonces, seguro que tarde o temprano nos pasarán factura, perjudicándonos nosotros mismos con enfermedades nuestro organismo.