domingo, 28 de noviembre de 2010

AL PENSAMIENTO LE SIGUE UNA ENERGÍA

30/11/2003

Al pensamiento le sigue una energía, esto está demostrado científicamente, pero hay quien no lo sabe, y muchos que lo saben no tienen en consideración sus consecuencias.

Vamos a exponer un ejemplo que, de una u otra manera, desgraciadamente, también ocurre: Antonio es un joven bien parecido, simpático, engreído, y la mayoría de las veces, con sus bromas se cree gracioso, cuando está en compañía de sus compañeros y amigos.

Está en la empresa donde trabaja, con un compañero en el descanso tomando un café. Pasa por allí una chica que sólo lleva varios días en la empresa, saludándole con simpatía al pasar. Antonio, dándose importancia, le dice con voz baja al compañero: Ayer estuve con esta y nos hicimos de todo. El compañero creyendo la mentira, le pregunta los pormenores, y Antonio sigue la broma diciéndole todo lo que se le ocurre.

Al día siguiente, el compañero de Antonio le cuenta la historia algo aumentada a dos amigos suyos. Estos dos, en la misma empresa y por separado lo cuentan cada uno a su manera todo lo que oyeron a otros compañeros. Llegando toda esta información a dos jóvenes que estaban muy interesados por esta chica, perdiendo automáticamente la decisión de conocerla. La historia totalmente descontrolada sigue en las bocas y en las mentes cada vez en más personas.

Dijimos que al pensamiento le sigue una energía. Y todas estas personas cada vez que ven a esta chica, se les viene al pensamiento lo que oyeron de ella, e inconscientemente le bombardean con esa energía hostil, causándole más daño del que podamos imaginar.

Amigo mío, este ejemplo se puede aplicar a muchas situaciones de la vida. Si no queremos causar sufrimiento, nunca debemos hablar mal de nadie, aunque sea cierto lo que pensemos o digamos de ella, porque con ello, con esa energía, vamos a empeorar su estado, si no es para hablar bien de una persona, mejor es callar.

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