domingo, 28 de noviembre de 2010

DAR Y RECIBIR

14/02/2004

El cuerpo físico es el vehículo del alma, y el alma es el vehículo del espíritu. Los seres del mundo más elevado y próximo al nuestro, (considerados por nosotros como Hermanos mayores) tienen un cuerpo físico o alma muy sutil, su vibración es muy elevada y la alimentación que obtienen de nuestro mundo no es física, es síquica, (o alimentación para su alma).

Entre estos dos mundos, hay una alimentación síquica o espiritual mutua. Nosotros le proporcionamos la oportunidad de que nos ayuden en las infinitas necesidades que tenemos en nuestro mundo, para conseguir un equilibrio social y espiritual, y ellos con este gran sacrificio amoroso hacia nosotros, por su parte, evolucionan hacia estados superiores, y si nosotros aprovechamos su gran ayuda síquica-espiritual, también evolucionaremos hacia grados superiores.

Dentro de la gran Obra de este sistema planetario, el Planeta Tierra ha sido preparado desde su inicio por los seres de otros mundos más avanzados, hasta acondicionar un hábitat con todas las condiciones y alimentos adecuado para la vida.

Todo lo que hay en el planeta lo han traído de otros mundos, lo han plantado y cuidado hasta que nosotros lo hemos podido cuidar, como: el maíz, el arroz, el trigo, los árboles frutales y todos los alimentos base que tenemos.

La evolución de las especies es como ha indicado Darwin. El ser humano con toda su ciencia no puede crear, sólo puede manipular genéticamente lo que hay creado y traído de otros mundos.

Una vez preparada el aula, venimos los alumnos para aprender, y con nosotros muchos maestros: seres más avanzados que dejan sus mundos de paz y felicidad, donde reina el equilibrio la justicia y el Amor, y sólo por Amor a nosotros, se sacrifican viniendo a encarnar aquí con todos sus peligros, para enseñarnos a evolucionar por el camino más correcto.

Estos seres más avanzados que nosotros en la evolución, nos están cuidando desde nuestro estado primitivo, de muy diversas maneras, cada uno en su especialidad, y nosotros les llamamos: Maestros ascendidos, Guías, Hermanos mayores, Ángeles, Dioses... Un día, no muy lejano, nosotros también llegaremos a cuidar hermanitos más pequeños que nosotros de otros mundos menos evolucionados, y estos nos llamarán lo mismo.

Amiga mía, seguro que en alguna ocasión te habrás hecho la siguiente pregunta: Si los que nos están cuidando tienen una ciencia tecnológica, un Amor y un poder inimaginable para nosotros, ¿por qué consienten tanta injusticia, desigualdad y sufrimiento?... ¡Vaya pregunta colega! Bueno, no es fácil, pero vamos a intentar desarrollar la respuesta.

Ya hemos visto que nuestro espíritu indestructible e infinito, que es lo que realmente somos, venimos a este mundo cogiendo un vehículo físico para aprender, para evolucionar hacia estados más elevados. Y cuando venimos, nosotros elegimos este mundo, la época, el lugar, la familia y todo lo que nos va a ocurrir. Antes de venir elegimos nuestro destino y estamos de acuerdo con todo, porque ello es lo mejor para nosotros, para nuestro aprendizaje y progreso.

Amigo mío, cuando decimos nosotros, deberíamos pensar en lo que realmente somos, la Conciencia, el Espíritu, y no el cuerpo físico; este sólo es un instrumento para aprender, y cuando decidimos vivir todas las desgracias y calamidades con su atroz sufrimiento en el cuerpo físico, ello es lo que más nos conviene, para que aprenda nuestro espíritu.

Si nosotros en una vida somos un ser egoísta y sin ningún escrúpulo hacia los demás, causando sufrimiento con nuestras acciones a todas las personas y vida inferior que se manifieste a nuestro alrededor: Todo ese sufrimiento crea una deuda a pagar (ley de causa y efecto).

Esta persona que ha causado tanto sufrimiento durante esa vida, cuando muere su cuerpo físico, su espíritu va al astral, y es entonces, en el astral, cuando vemos con toda nitidez nuestra vida pasada.

Vemos todo lo que ha sucedido como una película, pero a diferencia de que todo lo que sucede y ha sucedido antes, ahora lo vivimos, lo sentimos, sentimos en nosotros mismos con todo detalle, el sufrimiento que sintieron los afectados entonces, todo el dolor que causamos a las personas y a las vidas inferiores.

Recapacitamos un tiempo sobre todas las deudas que tenemos, después, decidimos venir a una próxima vida para rectificar el mal que hicimos. No es un castigo que nos impone un dios vengativo por nuestras malas acciones. Nosotros decidimos libremente y por propia voluntad, venir a una nueva vida, en un lugar donde los acontecimientos y el destino nos va a proporcionar todo el sufrimiento que nosotros causamos en la vida anterior. Es así como mejor aprende nuestro espíritu, sufriendo en nuestra misma carne, todo el dolor que nosotros causamos a otros.

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