LA FE DESPIERTA
28/02/2004
Tenemos libertad para hacer el bien o causar sufrimiento, a toda la vida que se manifieste a nuestro alrededor. Luego la justa y sabia Ley de Causa y Efecto se encarga de restablecer el equilibrio en nuestro ser.
Ya hemos visto que nadie nos castiga por nuestras malas acciones, somos nosotros mismos nuestros jueces implacables los que decidimos vivir situaciones equivalentes o mucho más sufrientes de las que hemos realizado a otras personas, para sentir el dolor causado y así pagar la deuda y aprender de ello.
Amigos míos, si habéis leído hasta aquí los diferentes capítulos con cierto interés, es porque tenéis el sentimiento de la Fe despierta. La Fe es algo que todos tenemos en nuestro interior, aunque muchos no quieren reconocerlo porque lo asocian sólo con las religiones.
Al principio podemos tener la Fe muy apagada, pero conforme vamos cogiendo conocimiento y este lo llevemos a la practica, veremos unos resultados que nos despertará la Fe dormida. Una Fe en sí mismo, para conseguir con nuestro esfuerzo todo lo que nos propongamos.
No estamos hablando de una fe impuesta, ciega o dogmática-religiosa. A la Fe hay que darle vida, alimentándola con la investigación que realicemos de aquello que vamos comprendiendo, después, con los resultados positivos conseguidos con nuestro esfuerzo, la Fe nos va indicando la dirección y metas inmediatas, que sin ella, sería imposible alcanzar.
No hablamos de la Fe que alimenta el fanatismo de los ciegos, o de los que piden egoístamente sin hacer nada, o rezan para aprobar un examen sin estudiar. La Fe no está en la mente, nace del Corazón, por ello es Amor manifestado desinteresadamente para el bien de los demás.
Amigo mío, no veas esto como bonitas palabras: ¡Pasa a la acción! ¡Experimenta! Comprueba por ti mismo en una empresa desinteresada que te parezca imposible. Activa tu corazón para que surja el Amor, y la Fe te dará la energía y confianza en ti mismo para que todo se realice con facilidad y alegría.
Verás por ti mismo que con Fe tu capacidad está muy por encima de lo que puedas imaginar. Después, cuando veas los resultados, tu Fe habrá evolucionado tanto, que tu vida será una alegría continua sin ningún obstáculo fácil de superar.
Quien tiene mucha Fe en sí mismo/a, consigue mucho en la vida.
Quien tiene poca Fe en sí mismo/a, consigue poco en la vida.
Quien no tiene Fe en sí mismo/a, la vida no tiene sentido.
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